lunes, 27 de julio de 2009

Fandangos (I)



Con enorme osadía pero con el respeto que se merece, me atrevo a adentrarme en la composición del fandango andaluz, que Camarón me perdone.


Pá viví la vía entera
es tan bonito quererte
que hasta el día en que me muera
yo lo que quiero es tenerte
tó pá mí, junto a mi vera,
que así no importa la muerte.



Sin que ná te hiciera yo
tres puñales me clavaste,
uno que apenas me hirió,
del segundo me mataste
y el otro me revivió
porque así pude olvidarte.



De tanto que lo juraste
yo creí que me querías
y cuando más te creía
mi corazón te llevaste
a viví tu nueva vía,
tu misma te lo robaste.



Fernando©

lunes, 20 de julio de 2009

Una Sociedad Asimétrica



Esta organizada sociedad actual, tan preocupada de nuestro bienestar, nos alerta cotidianamente de altas temperaturas o del estado de la capa de ozono en el ártico. Son alertas bien recibidas, aunque muchas de ellas sean superfluas tanto por la imposibilidad de nuestra reacción, como por ser temas viejos conocidos. Aunque todos sufrimos el calor desde que nacimos, la amable “Alerta Amarilla” nos previene de que los próximos 36º centígrados nos puede ocasionar trastornos, deshidratación o simplemente molestias. No podemos, nadie puede, evitar el calor y cada uno se ha acostumbrado a combatirlo de la mejor manera posible, las más de las veces estando tranquilamente en casa ante un buen botijo de agua fresca. Sin embargo, leo que se han creado brigadas para atender a personas sensibles por lo que les pueda afectar esa dichosa manía de cada verano de apretar el termómetro. Bendito estado del bienestar.

Para combatir el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera se reúnen sistemáticamente los más sesudos sabios y los más conspicuos gobernantes con el fin de implementar medidas urgentes, a veces costosas, que permitan dejar un planeta amable y sostenible a nuestros hijos y nietos. No es inusual ver en plazas y calles pantallas de leds que informan a los ciudadanos sobre los niveles de ozono en el aire, partículas, y óxidos de carbono, azufre o nitrógeno. Es todo un alarde de prevención que es de agradecer, sin que una vez más esa información pueda servirnos para algo más que para preocuparnos o hacernos saber que las autoridades están pendientes de nosotros.

Por ello me sorprende y me alarma que nadie, ninguna institución científica ni gubernamental, nos informe periódica y sistemáticamente sobre el estado de la educación de nuestra juventud, tema tanto o más clave aún para el sostenimiento social que las temperaturas o el CO2. Acabamos de asistir en una semana a dos casos muy próximos de violación múltiple ejecutados por niños de entre 13 y 18 años, en los que han participado muy violentamente varios de ellos contra niñas indefensas cuando no discapacitadas. Niños a los que, por añadidura, no se les puede siquiera infringir legalmente un castigo ejemplar. Pero no hablo de castigos ni de leyes de menores, hablo de cómo las autoridades toman el pulso al estado de la adolescencia, previenen los efectos nocivos de las desviaciones y adopta medidas correctoras. Estos actos revelan un estado deteriorado de la educación juvenil que no se monitoriza o no interesa transmitir a los ciudadanos y en eso si que es posible una acción que está al alcance de todos nosotros. Si, esas amables autoridades que se ocupan de hidratar a los mayores o de reducir el consumo de los automóviles, podrían avisarnos de los niveles a partir del cual la educación o la falta de la misma, puede resultar nociva para nuestros hijos, advirtiendo que están en curso las medidas oportunas.

Porque no se trata de implementar nuevas penas para los que cometen esos atroces actos, o no sólo eso al menos, se trata de analizar, prevenir y adoptar un modelo educativo apropiado en el que los valores sean los propios de los seres humanos: el respeto, la formación, la ética, la moral, el trabajo y el sacrificio. Como ese modelo “verde” que los ecologistas nos venden cada día, o como ese cambio climático que hay que gestionar para que la tierra sea siempre nuestro hogar.

Me pregunto por qué no se controla, gestiona e informa del estado de nuestra juventud, mientras nos deshacemos en gastos superfluos en alertar de que va a hacer calor. Y me pregunto también porque piensan los políticos que no da votos ocuparse de los jóvenes, a los que supuestamente hay que dejar pasar los exámenes sin estudiar o sancionar a los padres que dan un cachete a destiempo.

Si diésemos la alarma, ¿Qué nivel daría? ¿Alerta amarilla, naranja o quizás roja?

Fernando©

viernes, 17 de julio de 2009

Playa al atarceder. Haikus




Atardecer,
olas de mansa espuma
cubren la arena.

Se pone el sol,
esas casitas blancas
visten naranja.

Escucho el mar,
en la brillante arena
solo mis huellas.

jueves, 9 de julio de 2009

El Último Poema




Con letras destiladas de mis huesos
desplomo en papel mi último poema
vencido el hombro por la edad postrema
y secos ya mis labios de tus besos.

Son mis letras de poeta retrocesos
a las noches vacías, de un sistema
en que los sueños mueren sin emblema,
yaciendo entre barrotes siempre presos.

Así pues, corro a oscuras las cortinas,
cierro el tintero, la pluma lavada,
y vuelvo del quehacer a mis rutinas.

Con el alma serena y enterrada,
guardo tu inspiración en las retinas
porque ya toca, amor, la retirada


Fernando©