De tus palabras me hiero
Y tu, mujer, ¿Porqué dices que me quieres?
Llenas tu boca de palabras,
embriagadoras,
enviadas en misivas dulces,
enviadas en misivas dulces,
que son como arpones,
de suave y penetrante acero.
de suave y penetrante acero.
Los lanzas desde lo imposible y,
férreamente, me atrapan,
uniéndome en ti a un fatal sueño.
uniéndome en ti a un fatal sueño.
Dolorido estoy,
herido de amor y fracaso,
yaciendo, yerto,
con mi yo magullado,
con mi yo magullado,
y amándome sólo yo,
como queriendo enamorarme,
imposiblemente,
de lo poco que queda de mi.
Fernando©
7 de mayo de 2015