lunes, 20 de julio de 2009

Una Sociedad Asimétrica



Esta organizada sociedad actual, tan preocupada de nuestro bienestar, nos alerta cotidianamente de altas temperaturas o del estado de la capa de ozono en el ártico. Son alertas bien recibidas, aunque muchas de ellas sean superfluas tanto por la imposibilidad de nuestra reacción, como por ser temas viejos conocidos. Aunque todos sufrimos el calor desde que nacimos, la amable “Alerta Amarilla” nos previene de que los próximos 36º centígrados nos puede ocasionar trastornos, deshidratación o simplemente molestias. No podemos, nadie puede, evitar el calor y cada uno se ha acostumbrado a combatirlo de la mejor manera posible, las más de las veces estando tranquilamente en casa ante un buen botijo de agua fresca. Sin embargo, leo que se han creado brigadas para atender a personas sensibles por lo que les pueda afectar esa dichosa manía de cada verano de apretar el termómetro. Bendito estado del bienestar.

Para combatir el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera se reúnen sistemáticamente los más sesudos sabios y los más conspicuos gobernantes con el fin de implementar medidas urgentes, a veces costosas, que permitan dejar un planeta amable y sostenible a nuestros hijos y nietos. No es inusual ver en plazas y calles pantallas de leds que informan a los ciudadanos sobre los niveles de ozono en el aire, partículas, y óxidos de carbono, azufre o nitrógeno. Es todo un alarde de prevención que es de agradecer, sin que una vez más esa información pueda servirnos para algo más que para preocuparnos o hacernos saber que las autoridades están pendientes de nosotros.

Por ello me sorprende y me alarma que nadie, ninguna institución científica ni gubernamental, nos informe periódica y sistemáticamente sobre el estado de la educación de nuestra juventud, tema tanto o más clave aún para el sostenimiento social que las temperaturas o el CO2. Acabamos de asistir en una semana a dos casos muy próximos de violación múltiple ejecutados por niños de entre 13 y 18 años, en los que han participado muy violentamente varios de ellos contra niñas indefensas cuando no discapacitadas. Niños a los que, por añadidura, no se les puede siquiera infringir legalmente un castigo ejemplar. Pero no hablo de castigos ni de leyes de menores, hablo de cómo las autoridades toman el pulso al estado de la adolescencia, previenen los efectos nocivos de las desviaciones y adopta medidas correctoras. Estos actos revelan un estado deteriorado de la educación juvenil que no se monitoriza o no interesa transmitir a los ciudadanos y en eso si que es posible una acción que está al alcance de todos nosotros. Si, esas amables autoridades que se ocupan de hidratar a los mayores o de reducir el consumo de los automóviles, podrían avisarnos de los niveles a partir del cual la educación o la falta de la misma, puede resultar nociva para nuestros hijos, advirtiendo que están en curso las medidas oportunas.

Porque no se trata de implementar nuevas penas para los que cometen esos atroces actos, o no sólo eso al menos, se trata de analizar, prevenir y adoptar un modelo educativo apropiado en el que los valores sean los propios de los seres humanos: el respeto, la formación, la ética, la moral, el trabajo y el sacrificio. Como ese modelo “verde” que los ecologistas nos venden cada día, o como ese cambio climático que hay que gestionar para que la tierra sea siempre nuestro hogar.

Me pregunto por qué no se controla, gestiona e informa del estado de nuestra juventud, mientras nos deshacemos en gastos superfluos en alertar de que va a hacer calor. Y me pregunto también porque piensan los políticos que no da votos ocuparse de los jóvenes, a los que supuestamente hay que dejar pasar los exámenes sin estudiar o sancionar a los padres que dan un cachete a destiempo.

Si diésemos la alarma, ¿Qué nivel daría? ¿Alerta amarilla, naranja o quizás roja?

Fernando©

4 comentarios:

  1. Un tema espinoso, el que has tratado. La impresión que yo tengo - absolutamente acientífica - es que los jóvenes van más o menos a la deriva, igual que sus padres. Encontramos a muchas parejas con hijos adolescentes que no saben decir "no" a casi nada, así que ellos se creen los reyes de la creación y que no tienen que respetar ninguna norma. Hay, por otra parte, muchos jóvenes educados con sensatez y rectitud. Lo malo es que quienes salen en los periódicos, quienes dan guerra, son los maleducados. En cualquier caso, coincido contigo en que sería necesario que tuviéramos más estudios e información sobre la juventud. Saludos cordiales.

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  2. Muchas gracias amiga Isabel, es un texto poco literario porque salió de la rabia al oir las noticias, tan hipócritas, en las que se combinaban sanas recomendaciones con lo terrible....opino, como Marina, que para educar a un niño hace falta la tribu entera y me parece que no estamos en ello ¿verdad? Saludos afectuosos.

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  3. Tocas un espinoso tema, ya como dices quizas se tome en cuenta desde todos los niveles la educación de nuestros jóvenes y como dices ahì n deberiamos estar involucrados todos, deberiamos tomar en firme este tenma porque ellos precisamente son los que tomaráqn el relevo de los mayores, pero tambien estoy con Isabel, hay una gran parte de jóvenes con valores para la vida,m comprometidos con los demás y solidarios, solo que nbo le damos difusión

    Me ha guatdo viitarte
    Un abrazo, Stella

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  4. Hola fernando querido amigo! el tema me llega, lo pienso hace mucho, mas que por vivirlo personalmente, porque tengo como sabes muchos hijos, creo que el tema no son los adolecentes ni la juventud, cualquier ayuda a ellos es al final un ataque porque ayudarlos equivale a negar la necesidad que tienen de ser salvados de los adultos que con piel de oveja los estan enfermando, darles un castigo, enseñarles a ser personas, educarlos ... quien se pregunta sobre quienes estan impartiendo estas " ayudas-medidas"?, yo diria que la sociedad que comanda es la enferma, los adultos andamos perdidos justificando las inconsistencias e incoherencias sobre las cuales armamos las familias y luego sin un poco de corazon ni autoexamen de conciencia decimos que pasa con nuestros jovenes...cuando veo ese nivel de noticias siento verguenza de pertenecer a la humanidad adulta y no tener la capacidad de hacer algo mas alla de mis propios limites, desearia que haya una accion catartica que por cierto cada muchos años la hay, y es muy dolorosa, pero tal parece que solo asi los seres humanos entendemos que no hace falta razones, lo que hace falta son mas corazones.

    un beso y mis disculpas por el descargo jajajaj un buen texto siempre invita a reflexionar y al debate amistoso y cordial! gracias

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