lunes, 23 de julio de 2012

Desde el ocaso







Desde el ocaso, en lo postrero,
admiro con melancolía el hermoso sol de media tarde,
el tiempo exacto en el que sopla,
aún con más fuerza, el viento de retorno.

Horas de dorada luz, contadme
que conserváis la lúcida inspiración de los versos tardíos,
el ansia irrenunciable del eterno amor,
el inolvidable calor de los jóvenes besos.

Decidme que, presumidas, guardáis el cofre dorado,
mimado en tierno regazo,
de vuestro tesoro bruñido de auroras.

No pretendáis, prometedme,
ser espuria mañana sino atardecer glorioso,
el reservado regalo de Dios
a los peregrinos puros del tiempo.

Inexorable, el lento girar
tiñó de naranja mis postreras horas
y abandoné, quejumbroso, vuestro refugio.

Más sé que habréis de permanecer hermosas, erectas, generosas,
perfumando con jazmín el camino
de los que, como yo, transitan,
reconfortados, hacia las estrellas.



Fernando©
22.7.2012




3 comentarios:

  1. Este jardín hoy después de mucho ha sido perfumado con la fragancia de tus letras.
    Me alegra su regreso.
    Un saludo.

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  2. "Horas de dorada luz, contadme
    que conserváis la lúcida inspiración de los versos tardíos,
    el ansia irrenunciable del eterno amor,
    el inolvidable calor de los jóvenes besos"

    Dorados versos de lúcida inspiración, acompañados de una bella imagen de Cádiz.

    Bravo, poeta!

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  3. Poeta, escribe, llena con tu mágia poética este blog, no lo dejes inerte. Tienes sobrado talento como para emocionarnos a todos.

    Un abrazo.

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