martes, 22 de septiembre de 2009

Gitanillo



El sol del crepúsculo de la tarde
enciende las luces blancas del diestro
que, ojos al cielo, reza un Padrenuestro
pidiendo a la Esperanza que lo guarde.

En la Maestranza, Triana entera arde
porque este niño grande, que es tan nuestro,
demostrará a Sevilla que es maestro
y que ningún gitano es un cobarde.

Cuando sale al fin con la muleta
busca, montera en mano, en el tendido
...¿donde están su mantilla y su peineta?

Toda la plaza, el aire contenido,
envidia a una gitana muy coqueta
que sin lucha al valiente ya ha rendido.


Fernando©

3 comentarios:

  1. Llegué acá por una firma, y sinceramente fué un gusto haberte leído.
    Suerte!

    ResponderEliminar
  2. Esperemos que Gitanillo no se despistara demasiado. Me recuerda este soneto a la poesía de Lorca. Y también preciosa la entrada del otoño donde no pude comentar. Muy bien.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar